jueves, 3 de mayo de 2018

“China ha traspasado una barrera ética al clonar monos”

Una de las creadoras de la oveja 'Dolly' explica para qué sirve la clonación y por qué a veces el crédito por los hallazgos científicos está mal repartido

Angelika Schnieke

El 22 de febrero de 1997 los medios de comunicación se abalanzaron sobre la historia científica del año. La imagen más repetida en portadas y telediarios fue la oveja Dolly, el primer mamífero clonado, junto a su padre científico, Ian Wilmut, investigador del Instituto Roslin y jefe del equipo que había conseguido la clonación.
Detrás de los focos también había una madre, al menos intelectual. En 1996, la bioingeniera Angelika Schnieke (Oberhausen, 1956) trabajaba como investigadora doctoral en PPL, una empresa vinculada al Roslin. Estudiaba cómo generar animales clonados que produjesen en su leche proteínas de interés farmacéutico para humanos. Ella fue la que sugirió a los jefes del proyecto que clonasen células adultas extraídas de la mama en lugar de otras extraídas de embriones, lo que finalmente permitió la creación del Dolly, asegura.

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