sábado, 5 de diciembre de 2015

Neuronas sintéticas y orgánicas, ¿trabajando juntas?

Se calcula que el cerebro humano tiene 85-90 mil millones de neuronas en promedio. Cada una de esas neuronas puede estar conectada a otras diez mil, y su capacidad para transmitir señales es incuestionable. Aún así, hay ocasiones en las que una neurona no realiza su trabajo correctamente, y requiere asistencia externa como químicos o estimulación eléctrica. Sin embargo, un grupo de cientificos suecos estacionados en el Karolinska Institutet ha desarrollado una alternativa: Neuronas sintéticas, capaces de trabajar junto a neuronas orgánicas.

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Noticia aportada por Rubén Alvarado


martes, 1 de diciembre de 2015

La deriva continental cumple 100 años

Pese a precedentes más antiguos, la hipótesis que Alfred Wegener publicó en 1915 es el origen de la moderna tectónica de placas

Cuando Alfred Wegener murió –en 1930, durante la última de sus expediciones a Groenlandia—, la gran idea de su vida había sido descartada, olvidada y vilipendiada. La idea era la deriva continental, y habrían de pasar aún 30 años para que se sacara del cajón, se demostrara correcta y se convirtiera en el fundamento de la gran revolución de la geología, la moderna tectónica de placas, un salto conceptual comparable al átomo de Bohr en la física, o al código genético en la biología. Así son las revoluciones de la ciencia, que no solo devoran a sus hijos, sino también a sus padres.

La chispa que encendió la hipótesis de la deriva continental es la misma que habrán observado miles de niños al echar un vistazo al mapamundi colgado de la pared del aula: el desconcertante parecido entre las líneas de costa de Sudamérica y África, a los dos lados del Atlántico. Y no fue Wegener el primero en reparar en ello…..
Wegener no pudo saberlo, pero la Tierra le dio la razón.


No hay un cerebro masculino y otro femenino

Un estudio con centenares de imágenes de cerebros de hombres y mujeres no ha encontrado pruebas de que existan un cerebro masculino y otro femenino. Aunque hay algunas diferencias anatómicas en determinadas áreas en función del sexo, estas no permiten dividir a los humanos en dos categorías. En realidad, el cerebro de cada uno es un mosaico con elementos tanto femeninos como masculinos.

Ideas como las de la inteligencia emocional, éxitos comerciales como el reciente libro El cerebro femenino o, en el siglo pasado, la saga de Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, abonaron el terreno al dimorfismo sexual del cerebro. Si hay diferencias entre hombres y mujeres en otras parte de su anatomía, en particular los genitales, ¿por qué no va a haberla en el cerebro? Y si la hay en lo físico, en el cerebro, igual también se da en lo esencial, la mente.

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